Los jóvenes y la tecnología
GENERACION EN RED
Por primera vez en la historia, los jóvenes poseen un mayor dominio que los adultos del saber que definirá el futuro perfil político y económico del mundo, un cambio de eje de consecuencias invaluables
Ciudadanos privilegiados de la nueva metrópolis virtual, cosmopolitas domésticos, como lo ha pensado el filósofo español Javier Echeverría, capaces de relacionarse con el mundo entero sin moverse de su asiento frente a la pantalla, los jóvenes de hoy cosechan los frutos de ese protagonismo pero también la mirada desconfiada de las generaciones anteriores. Es que los adultos, inseguros todavía en el nuevo mundo desterritorializado e incorpóreo, suelen moverse con paso ambivalente, entre la admiración y el miedo, entre el deslumbramiento y el prejuicio.
Madrid. Aeropuerto de Barajas. Febrero 2004. Madre e hijo irreconciliables: el famoso tópico adolescente no-quiero-salir-en-la-foto caldea los ánimos. Harto de la insistencia, el joven acepta a desgano participar en el cuadro. La calma familiar se restablece. Hasta que la madre se pone a ver las fotos y descubre azorada que el chico no salió en ninguna. Desafiante y soberbio, seguro en sus saberes digitales, él mismo se encarga de explicarlo: se había borrado de la foto. El verbo se conjuga en presente juvenil: yo photoshopeo; los adultos no photoshopean. La escena es una de las anécdotas a las que recurre Sergio Balardini, licenciado en psicología, investigador y coordinador del programa de estudios sobre juventud de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), para dar una idea del modo en que la era electrónica modificó no ya solamente el mundo del trabajo y la economía sino también la sociedad, la cultura y la familia. Porque leído en clave generacional, el impacto de las nuevas tecnologías, además de profundizar las diferencias de oportunidades en una población con marcadas desigualdades socioeconómicas, desigualdades socioeconómicas, también ahonda otra distancia, la de la brechageneracional: los jóvenes se mueven en el mundo digital como peces en el agua mientras los grandes hacen un esfuerzo enorme para no naufragar. "En la era tecnológica, los chicos son los ricos y los adultos los pobres", dice Nicholas Negroponte, uno de los máximos gurúes de la comunicación en tiempos de revolución digital.
Los ejemplos son elocuentes: Jerry Jang y David Filo, los fundadores del famoso buscador Yahoo, tenían 25 y 22 años, respectivamente, cuando sacaron el programa y el sitio. Shawn Fanning lanzó en 1999, a los 19 años, el Napster, primer programa de intercambio de archivos que se utilizaría para intercambiar música.Yair Goldfinger, responsable tecnológico de Mirabilis, la empresa que está detrás de ICQ, tiene 26 años; Arik Vardi, con 27 años, es el consejero delegado; Sefi Vigiser, 25 años, es el presidente. Crearon ICQ en 1996, es decir, hace ocho años: todos ellos eran entonces adolescentes. Los argentinos Wenceslao Casares y Constancio Larguía tenían 22 y 23 años, respectivamente, cuando crearon patagon.com, sitio que después se vendió en una cifra millonaria.
El hecho de que quien tiene el saber (¿el poder?) sea el hijo de 13 años y no el padre marca un hito en el modo de relación intergeneracional. Porque, además, no es sólo una cuestión de padres e hijos, en donde todo se puede resolver con una cargada, una sonrisa o una decisión heroica de no perderse el tren tecnológico aunque se haya llegado un poco tarde a la estación. Escenas similares se repiten en los trabajos, en donde muchas veces los jóvenes son percibidos como una amenaza por los más grandes, y en las escuelas, con alumnos más capacitados que sus maestros para tomar decisiones en el mundo digital.
¿Por qué para ellos es tan fácil? "Porque crecieron con la tecnología -diceBalardini-. Para los chicos, especialmente para aquellos de clases media y media alta, la tecnología es naturaleza. No hay nada extraño, nada que los haga sentirse inseguros o ajenos, porque desde que nacieron estuvieron entre pantallas de televisión y computadoras, video juegos, controles remoto y videograbadoras. Los adultos, de todos modos, vamos aprendiendo de a poco a familiarizarnos con los secretos de la red, pero el uso que más hacemos de ella es meramente instrumental. En los chicos, se ve claramente una marca de identidad, un código que los interpela y en el que pueden reconocerse. " El Big Bang del ciberespacio". Desde su llegada a la vida pública en 1991, la web ha expandido su poder con la fuerza de un Big Bang en el espacio virtual. La Argentina, aun en medio de una crisis que tuvo y tiene dimensiones de catástrofe, también sigue el ritmo vertiginoso de ese fenómeno de escala global: en cinco años quintuplicó el número de usuarios pasando de 1.000.000 en marzo de 2000 a 5.328.000 en marzo de este año. Y también aquí, como en el resto del mundo, la participación de la juventud sigue siendo clave. Del total de usuarios del país, los que tienen hasta 34 años representan el 64 por ciento; de 35 a 44 años, el 17 por ciento; de 45 a 54, el 13 y, a partir de los 55 años, apenas el 6 por ciento. Un estudio realizado por la consultora Markwald, La Madrid Asociados indica que, entre 1999 y 2003, el porcentaje de jóvenes que usan Internet tuvo un crecimiento del 160 por ciento: en 1999, sólo el 23 por ciento de los chicos entre 14 y 24 años usaba la red, pero ese porcentaje trepó al 60 por ciento en apenas cuatro años, es decir, se triplicó. Sin embargo, es el uso que le dan a Internet lo que marca la diferencia. Distintos estudios coinciden en que, entre los 9 y los 17 años, predomina su utilización como herramienta de comunicación y como entretenimiento (aunque también, y cada vez más, los estudiantes empiezan a usar Internet para buscar información escolar y a armar grupos de estudio en red para resolver trabajos en equipo). Es el signo de la experiencia adolescente: muchos juegos en red, música, eternos chateos con amigos y con desconocidos de cualquier parte del mundo (pero con afinidades preestablecidas por el perfil del chat), experimentación con la identidad y el anonimato, nics (nombre con el que se presentan) que cambian muchas veces al día. "El mundo digital -dice Balardini- les da mayor autonomía que el mundo real, en parte porque no están limitados a la gente que conocen en su barrio, su escuela y su familia, pero también porque cuando están conectados tienen que tomar decisiones todo el tiempo y en milésimas de segundos, tanto en la interacción de los chateos como en los juegos, que no son siempre de respuesta automática (no se trata sólo de matar marcianos). Hay muchos diseños de gran complejidad que apelan a la creatividad y estimulan la imaginación, exigen competencias intelectuales diferentes, destrezas visuales y motoras nuevas que van configurando un mapa cognitivo también diferente del de los adultos."
Apuestas ambiciosas
La experiencia demuestra que, pasada la euforia del entretenimiento adolescente y la fascinación que inaugura la sociabilidad virtual, muchos jóvenes ponen en acción una apuesta más ambiciosa que no reniega del encuentro social, pero lo excede. Ejemplos hay miles. Uno de ellos es el proyecto wikipedia, una suerte de enciclopedia colectiva cuyo objetivo es la colaboración para la construcción de un saber global. Balardini destaca también que las nuevas tecnologías, cada vez más sencillas de maniobrar, promueven el surgimiento de nuevas experiencias como páginas de arte y diseño y sitios de dibujos animados. "Realizados por jóvenes -dice-, suelen ser irreverentes y divertidos y, en muchos casos, confluyen en una vertiente que enlaza arte y micropolítica, como puede verse en www.locoarts.com.ar o www.lavidademark.com.ar, entre miles de otros."El último boom de Internet que vuelve a subrayar el protagonismo juvenil son los weblogs, espacios personales de escritura, sitios que una persona usa en Internet para escribir periódicamente artículos ("posts") que se van ordenando cronológicamente y al que cualquier visitante puede sumar comentarios. Como son muy sencillos de armar (en pocos minutos, cualquier persona puede tener el suyo) y en ellos no hay ni moderadores -como en los foros- ni ningún tipo de autoridad más allá de la de su creador, verdadero "maestro de ceremonias", los weblogs encarnan la utopía de Internet joven: democratización del saber, ausencia de jerarquías preestablecidas más allá de las que da el conocimiento, libre circulación de la información.
Mariano Amartino, uno de los jóvenes más brillantes de la Generación I local (la definición es de Bill Gates, I de Internet y también de información), fue uno de los creadores de www.weblogs.com.ar, sitio en el que está listada buena parte de la población local de blogs. Por ese desarrollo fue elegido por el British Council, que todos los años premia a un joven con perfil tecnológico que se esté destacando en alguna parte del mundo (hasta la BBC mandó un equipo para entrevistarlo, impresionada por la explosión de los weblogs en la Argentina).
Tal es la atracción de las nuevas generaciones por Internet que muchos programas de inserción social hoy tienen como eje proyectos tecnológicos. Susana Finquelievich, socióloga, docente universitaria e investigadora en temas de juventud y Sociedad de la Información, ha investigado ese tipo de desarrollos en la Argentina donde, dice, hay muchas iniciativas ciudadanas. Entre muchísimas otras, Finquelievich menciona a la Fundación Amauta, que trabajó en Tafí del Valle con la comunidad de Los Zazos -durante décadas sumida en un fuerte proceso de migración de jóvenes- en proyectos de capacitación para el uso de nuevas tecnologías como forma de encontrar salidas laborales. En la ciudad de Mendoza, el Grupo Chat (grupochat@arnet.com.ar) se originó a partir de las voluntades de jóvenes (estudiantes secundarios y universitarios) y profesionales, movidos por el descontento con la realidad social. www.ecoclubes.org.ar nuclea organizaciones no gubernamentales, integradas por niños y jóvenes, que promueven la formación de líderes comunitarios para el desarrollo de sus localidades y tienen como misión mejorar la calidad de vida de las poblaciones. "Experiencias como éstas, y hay muchísimas más -dice Finquelievich-, demuestran, por un lado, la inmensa capacidad y creatividad que los jóvenes desarrollan usando las tecnologías y, por otro, la necesidad acuciante de facilitarles el acceso a la información y al conocimiento que vehiculizan los nuevos desarrollos tecnológicos."
El hombre es más hijo de su tiempo que de su padre, dice el refrán. Esa antigua perla de sabiduría popular parece hoy más verdadera que nunca.
Ernesto Martelli, secretario de redacción de Rolling Stone, tal vez la revista que mejor traduce los intereses de la cultura joven local, destaca el surgimiento de lo que llama la generación download (en referencia a la actividad, muy popular entre los chicos, de bajar archivos de música de la red; es clave el intercambio gratuito de archivos y los reproductores de mp3 que cambian radicalmente el modo de distribución y consumo de la música); el chat, ayudado por los emoticons -íconos que sirven para describir estados de ánimo- y la conformación de un nuevo tipo urbano, "los ciberchabones, categoría que sirve para describir el fenómeno de los locutorios y locales de juegos en red en barrios y suburbios: verdaderos puntos de encuentro entre la cultura callejera del aguante, de "parar en un kiosco", del tiempo libre en espacios públicos con la alta tecnología disponible de los llamados juegos multiplayers online como el Counter Strike." Pero estos ciberchabones que despiertan recelos y hacen enojar a los vecinos con su costumbre de juntarse en la puerta del ciberlocal -dice Sergio Balardini -, aunque navegan por Internet e intercambian archivos de música, tienen un manejo mucho más limitado de las posibilidades tecnológicas. "Las consolas, el play station, la producción de webpages o weblogs y la participación en comunidades virtuales, es decir, los desarrollos más sofisticados y creativos de la red, quedan en manos de jóvenes con mayor dotación de recursos."
Pobreza y baja interactividad
De todos modos, aunque las posibilidades de acceso al consumo tecnológico son diferentes, el mundo de la tecnología, dice Balardini, los atraviesa a unos y a otros, las pantallas los capturan a todos, en casas, comercios, bares, estaciones de trenes o subterráneos, con una cierta omnipresencia. "En cuestiones de tecnología digital, en todo caso, pobreza es igual a baja interactividad."
Miriam tiene 29 años, es jujeña y trabaja en Buenos Aires en una casa de familia. En Palpalá, a pocos kilómetros de la capital de su provincia, quedó Franco, su hijo de 8 años, con quien ella se comunica todos los fines de semana desde un locutorio ... para chatear. "Cuando podemos organizarlo -dice Miriam-, vamos a los que tienen web cam, así nos vemos las caras más seguido."
¿Cómo aprendió Miriam a utilizar las nuevas tecnologías? Con la práctica, en locutorios o cybercafés cuyas tarifas hoy oscilan entre 1 peso y un peso con cincuenta la hora. En 2002, sólo el 19% de los usuarios utilizaba los accesos públicos; ahora ese porcentaje trepó al 37 por ciento. El mayor acceso a la red a partir de lugares públicos permitió la incorporación de sectores con restricciones presupuestarias como los jóvenes (el 56% de quienes se conectan desde accesos públicos tiene 25 años o menos), los niveles socioeconómicos medio y medio bajo (C2, C3 y D, 80%) y los usuarios más nuevos (el 59% tiene menos de dos años de uso). Enrique Carrier, titular de la consultora de mercado Carrier y Asoc. lo dice con alguna ironía: el abaratamiento de los costos para instalar un locutorio con banda ancha hizo que surgieran locales en pueblos remotos, en barrios pobres, en terminales de trenes. La democratización, el achicamiento de la llamada brecha digital, hoy corre más por cuenta del mercado que por las políticas del Estado." Carrier alude al programa de Centros Tecnológicos Comunitarios (CTC) con el que se llegaron a instalar unos 1500 centros (hoy quedan unos 700 en funcionamiento) en poblaciones desfavorecidas (desde villas de emergencia como La cava a pueblos remotos de Misiones, Jujuy y Tierra del Fuego) con máquinas, conexión a Internet (sin banda ancha) y con una persona que pudiera iniciar a los interesados.
Avidez por la tecnología
La socióloga Silvia Lago Martínez, docente e investigadora de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA y a cargo del monitoreo de estos CTC, sabe que no será sencillo ampliar oportunidades para todos. Sin embargo, la experiencia de los CTC confirma, dice, la avidez de los sectores más necesitados por aprender a utilizar las nuevas tecnologías y su capacidad, cuando son orientados, de darle a ese instrumento usos que puedan ayudar a mejorar su situación laboral y económica.
De muchos de esos centros, confirma, han salido páginas web para comerciantes hechas por los jóvenes del lugar que habían tomado cursos con la esperanza de mejorar las expectativas laborales. En muchas poblaciones muy pobres, a los CTC acuden los chicos para que los ayuden con las tareas. Fue en el Gran Buenos Aires donde se reportó un caso singular: un nene de 10 años, muy pobre, que no sabía leer ni escribir, demostró, al cabo de un tiempo frente al teclado y la pantalla, que había empezado a formar sus primeras palabras. Sin dudas, un caso capaz de ponerle los pelos de punta a más de un pedagogo y, a la vez, de darle aire a los sueños más alocados que anidan en la utopía tecnológica.
Temores e interrogantes
Entre los temores más frecuentes que manifiestan los padres están:
De todos modos, es curioso cómo, pese a los temores, los adultos no son tan decididos a la hora de tomar cartas en el asunto. Un estudio de la consultora Prince Cooke revela que el 45 % de los padres no conoce el tiempo que pasa su hijo frente a la PC, el 30 % dice que no es una preocupación familiar el ingreso a Internet de los menores entre 7 y 14 años y, del resto, sólo un 45 % les ha dado consejos y avisos a sus hijos, pero no controlan (sólo un 23 % les permite conectarse cuando está la madre o el padre en casa). El 80 % de los menores consultados accede a Internet sin controles, mientras que sólo el resto necesita que un adulto le proporcione el password. Si bien el 66 % de los padres dice conocer la existencia de filtros para que sus hijos menores no accedan a sitios indeseados, el 90 % no ha instalado ninguno en su hogar. Nos preocupamos más de lo que nos ocupamos, podría concluirse.
Lo mismo de siempre pero más rápido. Una de las cosas que venimos señalando es que aún estamos en los umbrales de los cambios que las nuevas tecnologías promueven. En su mayoría se las utiliza para seguir haciendo lo que ya se hacía o hacerlo mejor, pero no para nuevas cosas. Un estudio de la Universitat Oberta encuentra que, en las escuelas españolas, no se aprovecha el potencial de la red. Artículo de La Vanguardia.
Las escuelas no aprovechan todo lo que podrían las nuevas tecnologías, sobre todo internet. Esta es una de las principales conclusiones del estudio “La escuela en la sociedad red” realizado por el Internet Interdisciplinari Institute, dirigido por Carles Sigalés, vicerrector de profesorado y política académica de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), y Josep M. Momino, profesor de los estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la misma universidad. La Generalitat y la Fundació Jaume Bofill han colaborado en la elaboración del trabajo.
Comienzo de clases en el Polimodal.
Materia: Cultura y Comunicación.
En estos días el tema de la semana en los medios fue la tragedia de Juan Castro. Los titulares de los noticieros de los días previos a su muerte rezaban "sólo queda esperar un milagro", mientras entrevistaban al médico que daba el parte.
Justamente en estos días estaba pensando estrategias para trabajar con los alumnos la diferencia entre pensamiento mágico y pensamiento científico. Siempre hay docentes quejosos que dicen no poder competir con los medios.
¿Quién les habrá dicho que se trataba de una competencia? Los medios ofrecen diariamente una o más versiones de la realidad que se pueden trabajar en el aula partiendo del impacto que ciertas noticias alcanzan. El caso de Juan Castro es uno de ellos. No voy a detenerme en cierta modalidad de periodismo que vive del escándalo y la carroña.
En cambio es interesante analizar la puesta en escena que algunos noticieros, aparentemente serios, como el de Telefé hacen del caso.
Esta vez la "noticia", fue una conocida actriz llevando a la familia de Juan Castro un trozo de piedra volcánica portadora de supuestos poderes energéticos. Y el notero la entrevistaba serio... Haciendo un poco de historia: la hija de la mujer había pasado, un año atrás, por un serio trance del cual pudo salir airosa luego de una importante intervención médica y un necesario coma farmacológico para mantenerla estable. ¿Milagro? Los medios así lo titularon: Milagro. ¿No se estarán confundiendo algunas cosas? Por fortuna la chica reaccionó bien y por suerte también anduvo bien la rehabilitación. ¿Por fortuna? ¿Por suerte? ¿O por efecto de la piedra volcánica?
Me viene a la mente la última vez que escuche la palabra "milagro" en un noticiero. Fue en el caso de la bebita Abril a quién se había transplantado un corazón un par de semanas antes. Los medios titularon "El milagro de Abril". Afortunadamente los padres además de agradecer a Dios, pusieron las cosas en su lugar y agradecieron claramente al equipo médico y a la familia del donante. Aquí se solapa, con decoro, un hecho doloroso como la muerte de otro bebé para que sea posible obtener el órgano a transplantar.
Tengo mucho más para escribir sobre estos temas.
Ya vendrán otros artículos.
A los que le interese el tema pueden leer un comentario sobre el libro de Marcelino Cereijido, también publicado en Suri: http://www.raps.com.ar/blogs/msj/000120.html.
Hay una página sobre el pensamiento mágico que quisiera recomendar a los lectores: http://www.sindioses.org/cienciamito/magico.html
Escrito por Roberto Schimkus
18 de marzo del 2004
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ALUMNOS QUE PUBLICAN II
Y seguimos entrenando gente en el uso de los Weblogs.
Cada cuatrimestre la Cátedra de Datos ( formalmente el nombre completo es Taller de Informática, Telemática y Procesamiento de Datos) de la UBA propone a sus alumnos publicar los trabajos prácticos y las monografías en el weblog de la Cátedra.
También la gente de INFOVIS ha publicado un interesante artículo sobre visualización de weblogs.
En este caso pueden ver en Ejercitación los primeros trabajos publicados por los alumnos del curso de verano 2004, de la comisión que tenemos el gusto de compartir todos los martes y jueves con Ariel Vercelli.
Como ya lo dijimos en otras oportunidades quien nos inició en el uso de los weblogs es el titular de la cátedra mencionada: Alejandro Piscitelli.
Hemos prometido a los alumnos que los mejores trabajos van a ser publicados en el weblog de la Cátedra. En este caso los trabajos son grupales y refieren a la Unidad UNO.
Ya dimos cuenta en este mismo weblog de la experiencia con alumnos del tercer año de Polimodal del Instituto Lomas de Zamora.
Por otro lado, los weblogs siguen extendiéndose y generando nuevas prácticas.
Juan C. Dürsteler el incansable creador de Infovis ha publicado un interesante artículo sobre los City Bloggers y la localización de los weblogs a partir de las estaciones de subte en las ciudades de Londres, Nueva York y Washington DC. El gigantesco entramado en el que se ha ido convirtiendo la red parece en primera instancia minimizar la localización geográfica de los weblogs. Seguramente que suena a consigna pero de hecho es cierto que "no importa donde esté, Ud. puede estar en la Red". Aunque paulatinamente lo hemos internalizado, una de las cuestiones más asombrosas de Internet es cómo se esfuma la idea de "lejos" o "cerca" cuando navegamos el ciberespacio. Pero los weblogs como herramienta, además de generar prácticas novedosas en la publicación en la red y en la creación colectiva, generan también formas nuevas en la visualización. A partir de ordenarlos por la ciudad en la que viven sus creadores la novedad consiste en agruparlos en la visualización siguiendo las estaciones de subte de la ciudad. Nobleza obliga aquí les dejo uno de los links, el resto está en el artículo de Dürsteler. Metro de Londres
15 de febrero de 2004
3 comentarios:
Noto cierto inclinación a reivindicar sin limitaciones el uso de las nuevas tecnologías por parte de los niños y jóvenes. Es innegable que las computadoras, internet, los celulares, las palm y el sinfín de aparatos montados sobre chips han llegado para quedarse y que sería estúpido negarlo y aún más, oponerse. Al fin y al cabo nuestros antepasados primates evolucionaron en gran medida junto con las tecnologías que fueron capaces de generar, y sin ello hoy no estaríamos acá. Pero es importante abrir espacios de discusión sobre los límites necesarios en el uso de cualquier tecnología.
En ese sentido es interesante conocer un estudio publicado por la Universidad de San Diego en el que algunos especialistas indagaron sobre la personalidad de las nuevas generaciones de universitarios y sus rasgos distintivos, concluyendo que: "Los universitarios de hoy son más egocéntricos que los de generaciones anteriores, algo agravado por las nuevas tecnologías, como Internet, que potencian que los usuarios se miren al ombligo".
En la investigación el equipo instrumentó un índice llamado Inventario de la Personalidad Narcisista para medir las reacciones de los participantes ante frases como estas: "El mundo sería un lugar mejor si yo lo gobernase", "creo que soy una persona especial" o "me gusta ser el centro de atención".
Titulada "Los egos se inflan con el tiempo", la investigación pone de manifiesto que los estudiantes universitarios de la "generación del milenio" o "generación Y", aquellos nacidos después de 1982, son más narcisistas que sus predecesores.
El trabajo, elaborado a partir de las respuestas de cerca de 16.500 estudiantes de universidad que rellenaron cuestionarios sobre el mencionado índice entre 1982 y hasta 2006, concluye que casi dos terceras partes de los jóvenes de hoy son más narcisistas que los de generaciones anteriores.
"La sociedad se está haciendo más y más individualista", señaló Keith Campbell, profesor de psicología de la Universidad de Georgia y coautor de la investigación.
"Esto me produce mucha tristeza", señaló Jean Twenge, profesora de la Universidad de San Diego en California y directora del estudio.
Twenge es autora del libro Generación Yo . Cree que la política de autobombo que se implantó unos veinte años atrás en las escuelas estadounidenses podría explicar en parte esta ola de narcisismo.
Las nuevas tecnologías podrían estar alimentando el egocentrismo.
La generación Y está obsesionada con páginas de Internet como MySpace, el sitio de redes sociales, o YouTube, para compartir videos, que "permiten autopromocionarse muy por encima de lo que nunca permitieron los medios tradicionales", indica el estudio.
El exagerado materialismo de la sociedad estadounidense, la educación ultrapermisiva que recibieron estos jóvenes, la fascinación por los famosos y por el género televisivo de los "reality shows" son otros factores que podrían explicar la tendencia.
Más allá de que el fenómeno puede ser puramente local, no son despreciables algunos planteos tal como los mensajes de los medios de comunicación hacia la juventud y los efectos que estos producen. Es quizás el tratamiento de tópicos como estos donde se encuentra la principal función de los "adultos" respecto de las nuevas generaciones.
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